La historia del pensamiento económico occidental reconoce dos procesos relacionados con el razonamiento anterior. En primer lugar, el llamado “Mercantilismo”. Por diversas razones se caracterizó a este movimiento histórico de pre-científico (Shumpeter). Lo que tal vez interese a este artículo sea que durante el mercantilismo, la validación del conocimiento no se ralizó bajo las reglas de la ciencia moderna, sino por otros mecanismos, menos sofisticados y más directos.[1] Es por ello que aquellos “panfletos” del siglo XV al siglo XVIII reconocieron su intencionalidad de detención del poder (económico-político indiscriminablemente). En segundo lugar aparece el mainstream económico en la actualidad que rechaza la utilidad del estudio de su historia o la transforma en una mera indagación sobre su evolución (independientemente de cual sea el relato, siempre que reconozca la evolución), donde la forma de validar y excluir conocimiento económico se encuentra muy desarrollada bajo la lupa de los rankings cienciométricos que les permiten mostrarse objetivas y por ende no-políticas. A diferencia del proceso anterior, interesa su aplicación en la medida que es un medio para validar la acumulación de reputaciones académicas, en escasos casos de la cúpula del mainstream económico, al que se llega mediante acumulación de reputaciones, interesa su aplicación política. Ciertamente estamos en un mundo mas complejo que el de siglos atrás.
La Economía Política nacida o transforada en América Latina (específicamente el cepalismo, estructuralismo y enfoques de la dependencia) estuvo orientada a discutir poder, al tiempo que fue caracterizada de pre-científica (Por ej. por Octavio Rodríguez). A diferencia del mercantilismo, en América Latina se reclamó la conducción de poder económico (programas de desarrollo) como algo distinto del poder político, claro, la Economía ya se había separado en 1776 del poder y, también a diferencia del Mercantilismo, la ciencia económica estaba consagrada e internacionalizada, aquí y en el resto de occidente (Coats), por lo que los procesos de validación del saber fueron completamente distintos.
Tal vez comparta con el mercantilismo el carácter polémico que caracteriza la construcción de conocimiento económico en sociedades conflictivas. Pero mas allá de sus semejanzas, son procesos, tiempos y espacios muy dificiles de comparar. El ejemplo sugiere que lo sucedido en Amércia Latina es dificil de encontrar en el resto del mundo occidental.
Así venimos en las historias del pensamiento economico de forma convencional. Se excluyen estudios regionales por su carácter pre-cientpifico y normativo y se incluyen aportes universales de leyes o principios economicos separados de su prescripcion de política o de su accionar político. No es de extrañar que lo que predomine sea el estudio de los grandes economistas o de los grandes libros.
Parece que otra historia no esta escrita, menos aún debatida y por lo tanto, no hay mucho que disputar en ese ámbito. Me parece interesante empezar a construirlo.
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