En 1955 la Universidad de
Chicago firmó un acuerdo con la Universidad Católica de Chile para entrenar a
economistas en el país andino. El programa de intercambio estuvo financiado por
United States Agency for International
Development (USAID, agencia que siguió las directivas del Departamento de
Estado estadounidense) y entrenó a varios economistas chilenos en los códigos
teóricos del monetarismo cuyo referente principal fuera Milton Friedman, conocido
por su re-apreciación de la teoría cuantitativa del dinero, que asociaba
déficits públicos a inflación. Entre estos economistas se encontraban diversos
funcionarios que guiaron la economía chilena posterior al golpe de Estado
dirigido por Augusto Pinochet en 1973.
En un artículo denominado
Good Economics comes to Latin America,
1955-95, el economista y responsable
de los acuerdos entre Chicago y La Católica, Arnold C. Harberger, enfatizó la
relevancia que tuvieron los cambios en la enseñanza de la economía en los
procesos de liberalización, modernización y reformas políticas en América
Latina. Allí expuso los principales argumentos contra las ideas originadas en
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Indicó que la
Economía Política que se enseñaba y practicaba en la región era conceptualmente
errónea y que la “buena economía” había desembarcado en Chile desde Chicago en
1955. Aquel proyecto entrenó a más de una docena de ministros claves, banqueros
centrales y directores de presupuesto con las ideas de mantener tasas de
interés reales positivas, eliminar controles de precios, abrir las economías al
comercio internacional, reducir controles y tarifas, entregar “racionalidad” a
los precios de servicios públicos, privatizar la seguridad social y abrir la
economía a los mercados de capitales (casi todas medidas señaladas y festejadas
en el informe sobre la Argentina publicado en noviembre de este año por el FMI
en el marco del artículo IV).
Entre 1974 y 1989, el
proyecto militar logró combinar el desempleo más alto (18%) con los niveles de
inversión más bajos de su historia contemporánea. Además, provocó un giro
regresivo en la distribución del ingreso del que hasta la actualidad no se ha
podido revertir. Mantuvo en esos quince años, una tasa de inflación promedio
del 80% anual y los niveles salariales más bajos de su historia reciente. En los
primeros cinco años de monetarismo en Chile, su PBI creció menos que el resto
de América Latina y en sus primeros diez años, su deuda externa se quintuplicó.
El economista chileno -también doctorado de Chicago- Ricardo Ffrench Davis
sintetizó: “La consecuencia fue que tasas de inflación superiores al 300% anual
persistieron hasta el tercer año de vigencia del modelo, a pesar de la
restricción monetaria, de un presupuesto fiscal ya equilibrado en 1975, y de la
generación de una enorme brecha recesiva entre el PBI potencial y el efectivo.”
Nadie,
alguien o una dictadura
En el marco del festival
internacional de Cine Documental el mes de agosto pasado se presentó el film Chicago
Boys en el Cine Gaumont. El trabajo estudia el proceso por el
cual varios economistas entrenados en la Universidad de Chicago aplicaron las
ideas fundamentales pro-mercado en la sociedad chilena a partir del golpe
militar de 1973. Cuenta cómo, un grupo de estudiantes universitarios autodenominado
“La Mafia”, sin militancia ni interés político -en apariencia-, se entrena en
una universidad extranjera y es financiado con becas internacionales (algo que
sucedía con una parte importante de los economistas a mediados del siglo pasado
en Argentina) y regresan a su país de origen para transmitir y aplicar su expertise. En los años setentas y sin haber
tenido impacto en la política chilena hasta el momento, este grupo es convocado
para diseñar una serie de políticas económicas orientadas a quitarse de encima
las transformaciones del gobierno de la Unidad Popular de forma permanente y a
participar, cada vez más, de cargos de conducción de jerarquía dentro del
gobierno militar.
El golpe de Estado chileno
combinó tempranamente juntas militares y tecnócratas neoliberales pretendiendo
una separación entre política y economía que se materializaba en la técnica.
Entre 1969 y 1973 el grupo se fue ampliando y crearon lo que apodarían “El
Ladrillo” (formalmente se llamó “Programa de Desarrollo Económico”), un texto
estructurado en dos capítulos. El primero de diagnóstico, donde señalaban
problemas de bajo crecimiento, estatismo exagerado, inflación, escasez de empleos
productivos, entre otros, y un segundo capítulo destinado a política
especificas macroeconómicas y otro tanto de políticas sectoriales. Este apunte
reconoce antecedentes en 1969 cuando los economistas participaron en el armado de
un plan para la candidatura del opositor a Salvador Allende, Carlos
Alessandrini, quien perdió las elecciones en 1970 por una diferencia apenas
superior al 2%. Sin embargo, estas ideas no habían logrado convencer a esta
fuerza política debido, en parte, a la falta de gradualidad de las políticas
propuestas. Estos economistas pretendían actuar como dispositivos de cambio
social revelando una pretensión neutral y técnica del saber económico más allá
de los sujetos sociales, creando un plan para cualquier gobierno o, en palabras
de Sergio de Casto (ex-ministro de hacienda chileno entre 1976 y 1982 y
egresado de Chicago) “…para que aplique nadie, o alguien”.
El 28 de agosto de 1976
Orlando Letelier, ex canciller del gobierno de Allende en EEUU, publicó un
artículo en el periódico The Nation, The
'Chicago Boys' in Chile Economic 'Freedom's' Awful Toll denunciando el
programa económico por sus efectos devastadores sobre el empleo y regresivos en
la distribución de la riqueza. Allí señaló que testigos de un comité sobre
Inteligencia del Senado de EE.UU. sostuvieron que algunos de los economistas de
Chicago recibieron fondos de la CIA para los esfuerzos de investigación del
proyecto económico que se le ofreció a los líderes militares antes del golpe. Recientemente
el gobierno de los Estados Unidos entregó a la presidenta chilena, Michelle
Bachelet, documentos desclasificados que demuestran que Pinochet ordenó el
asesinato de Letelier el 21 de septiembre de 1976 en Washington.
Original de la nota publicada el domingo 5/2/17 en CASH de página 12.
URL: https://www.pagina12.com.ar/18194-doctrina-chicago-boys