martes, febrero 19

A padecer la realidad en lugar de cambiarla


Por una serie de razones, no se logra suplir su carencia con la formación metódica de un número adecuado de hombres jóvenes de alta calificación intelectual...Pues una de las fallas más conspicuas de que adolece la teoría económica general, contemplada desde la periferia, es su falso sentido de universalidad.
Raúl Prebisch
Comúnmente se señala que la Economía es la ciencia que analiza el comportamiento humano como la relación entre unos fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos. Se asocia a dicho objetivo de estudio, el hecho de comprender la elección de los agentes económicos, es el estudio de la elección en un mundo de escasez[1]. Generalmente los manuales de Economía comienzan describiendo alguna situación cotidiana que señale la necesidad de elegir opciones de uso de recursos hacia el consumo o la producción. En algunos casos incluso, dicha situación siquiera representa una aproximación a un hecho económico. Sin embargo, ello no es solamente un recurso actual. Desde principios del siglo pasado la asociación del objeto de estudio de la Economía a la escasez y la elección ha ganado terreno en la producción de ideas para la academia. Podríamos afirmar que la asociación del estudio de la escasez y las elecciones individuales (y sociales) respecto a dicho problema es -para la Economía- su objeto principal de estudio. Cuando se pregunta qué es la Economía,  la escasez y la elección son dos palabras que no faltan en las deficiones.
Frederic Lee -para señalar el avance de este tipo de aproximaciones a la Economía- muestra que la definición asociada a la asignación de recursos escasos crece durante todo el siglo XX en los manuales de microeconomía en Estados Unidos, pasando del 19% en el período 1911-1940 a cerca del 86% entre 1971-2002 (Lee 2009, Tabla 1.1). Recientemente en un artículo denominado Defining Economics in the Twenty First Century su autor afirmaba que la definición dada por Samuelson en su Economics de 1992 sigue siendo suficiente para nuestra ciencia en el siglo XXI, al tiempo, reconoce que dicha definición tiene una tradición de al menos 100 años, que la Economía no es ciencia sino por el auxilio de la matemática y hasta pone énfasis en el estudio del conocimiento como parte del objeto (junto al proceso de decisión) de la Economía[2].
El uso de una definición de Economía –sea abierta o cerrada- actúa como guía para interpretar hechos. En este sentido, las definiciones de Economía no están aisladas de su contenido político, muy por el contrario, son políticas. Que se defina la disciplina sin recurrir a lo que se hace dentro o en nombre de ella y por supuesto, a lo que se hizo en su nombre, representa parte de un programa de acción, acusar esas prácticas y transformarlas, representan otro distinto.
Reconocer lo que se hace en nombre de nuestra disciplina implica observar los lugares comunes pero –y a esta altura- sobre todo, los espacios de disidencia  Sirva el caso de Joseph A. Shcumpeter cuando prefiere no optar por una definición sino discutir aquellas dadas por otros con la intención de asombrarnos de lo inadecuadas que son, dice, “Lo más parecido a una definición será la enumeración de los terrenos hoy en día reconocidos en la práctica didáctica…Pero tampoco esa definición epideílica se ha de entender como completa.” (Schumpeter, 1982, Pág. 45). Sirva citar a Maurice Dobb (y es conocida su disidencia respecto a Schumpeter en términos que qué mirar en la historia de la ciencia) cuando señala que la Economía es una ciencia deductiva y en un estudio deductivo “el desarrollo de los conceptos mismos es el que da necesariamente los límites de dicho estudio. Si tal es el caso y existen diversas escuelas de ideas que emplean conceptos cualitativamente distintos, es apenas posible una definición que incluya a todos."  (Dobb, 1961, Pág. 5). Y así podríamos enumerar a una incansable lista de autores conocidos por todos los economistas que advierten el peligro dogmático de cerrar las definiciones sin contemplar el desarrollo histórico[3]. Citar a Schumpeter y Dobb no intenta ser exaustivo, sino persuasivo. No estamos interpretando al intelectual más crítico (Schumpeter) ni al marxista más revolucionario (Dobb), sino que estamos usando a estos autores -muy difundidos en la academia de la posguerra- como ejemplos de distintas formas de hacer Economía Política, que han contribuido significativamente al conocimiento y lo han hecho siendo críticos.
El buscado fordismo-taylorismo de la producción de manuales es consistente con el contenido que posee. Allí se señala que no hace falta cambiar la realidad, hay que aceptarla o en todo caso, cambiarla para dejar las cosas en libertad[4]. Si las definiciones están allí, nos han ahorrado tiempo de reflexión porque ya lo han pensado por nosotros, ¿para qué reinventar la rueda? Del mismo modo que la elección óptima es la encontrada en una libertad sin contexto (la del mercado sin historia), donde cualquier interferencia provoca un sobóptimo; si el docente opta por transformar la noción cerrada de Economía, tendrá que explicar porqué la Economía no es aquello que los manuales de Economía dicen que es, y en todo caso, provocará más confusión que claridad. ¿Sucederá ello? ¿Es un resultado no deseable? ¿Puede adoptarse dicha estrategia como una didáctica efectiva?



[1] Entre muchos otros recursos nombrar los Principios de Economía de Frank y Bernanke (2003);  Economía de Samuelson y Nordhaus (2006); Economics de Stiglitz (2006);  Economía. Principios y Aplicaciones de Mochón y Beker (2008); Principes of Economics de Mankiw (2011); AEAWeb: What is Economics de la American Economic Association (2013).
[2] Concluye con dicha definición “La economía es el estudio de cómo los seres humanos utilizan el conocimiento para identificar los recursos y el uso de estos recursos escasos para crear, utilizando esos conocimientos, productos y distribuirlos entre las personas” (Khumalo 2012, Pág. 606).
[3] Para una reflexión sobre lo dogmático de las definiciones, léase Arana 2011b y 2012.
[4] Aquí refiero a los esquemas de oferta y demanda y los derivados de sus aplicaciones: sector externo, mercado de trabajo, mercado de capitales, mercado de dinero, etc.

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