En la nota del sábado publicada por Perfil aparece una máxima de la historia del pensamiento económico, esto es, la asociación de las nociones de productividad con la relevancia (posición social, derechos, privilegios) según la clase u organismo social.
En el cuadro siguiente se muestra cuanto cree la gente (1200 personas¿?) que contribuyen ciertas clases “al país” (¿?)
Antes de pasar al análisis de las conclusiones de esta encuesta quiero recordar dos análisis de clases a través de breves citas, el primero respecto de la doctrina fisiócrata de mediados del S XVIII en palabras de R. Meek:
“¿Fue la doctrina de la productividad exclusiva; de la agricultura una simple aberración mental, como; tantas veces se presenta, o acaso era la doctrina adecuada para aquel tiempo?”
“La variable que aislaron fue la capacidad de la agricultura para proporcionar "producto neto", es decir un excedente disponible sobre el coste preciso. Todo lo que incremente este producto neto provocará una expansión de la actividad económica, y cualquier cosa que lo reduzca provocará una contracción de la actividad económica”
"El descubrimiento del producto neto* -escribiría Mirabeau-, que debemos al venerable Confucio de Europa, cambiará un día la faz del mundo... Toda la ventaja moral y física de las sociedades se resume en un punto, un incremento del producto neto; todo el daño hecho a la sociedad viene determinado por una reducción del producto neto”
“En este último punto concentraron los fisiócratas su sistema teórico, en particular su definición de la palabra «productivo", que para ellos significaba, esencialmente, productivo de producto neto”
“En el modelo fisiócrata la clasificación de los grupos sociales básicos se hace por referencia a la relación de cada grupo con el producto neto. Hicieron especial hincapié en la distinción entre la “clase productiva" (es decir, los dedicados a la producción agrícola) y la «clase estéril" (es decir, los dedicados a actividades no agrícolas). En la tierra de nadie entre una y otra se sitúa la "clase de los propietarios", que comparte en cierta medida el carácter de cada una de ellas, pero no pertenece de forma definida a ninguna”
La segunda cita es cercana a la revolución francesa y pertenece a uno de los fundadores de la sociología en Francia, el Conde de Saint Simon:
"Supongamos que en Francia se pierden de pronto sus cincuenta mejores físicos, sus cincuenta mejores químicos, sus cincuenta mejores fisiólogos... matemáticos, mecánicos y así sucesivamente hasta un total de tres mil sabios, artistas y artesanos, ¿qué resultaría de ello?, una catástrofe que despojaría a Francia de lo que es su verdadera alma... pero -dice Saint-Simón-, supongamos ahora que en lugar de perder este número reducido de individuos, Francia se viera privada de súbito de toda su clase socialmente distinguida; es decir, que perdiese al hermano del Rey, duque De Berry, a duquesas y servidores de la Corona, a los ministros y jueces y a diez mil de los más grandes terratenientes... treinta mil personas en total, ¿qué consecuencias tendría esto?, sería lamentable, desde luego, porque se trata de personas honradas, pero la pérdida sería puramente sentimental; el Estado apenas sufriría perjuicios. Infinidad de gente del pueblo estaría en condiciones de desempeñar las funciones de esos encantadores adornos sociales"
Entre las conclusiones de la nota en Perfil se lee:
Los “buenos” de esta película son, ante todo, y desde hace años, los que producen –productores agropecuarios, industriales, comerciantes– …y …Los que revisten características más corporativas, los que bregan por intereses particulares o buscan distribuir son los que tienen peor imagen –políticos, sindicalistas, piqueteros.
¿Como no se van a incluir a la agricultura entre otras si se los llama de antemano productores agropecuarios? La historia muestra como se asocia el concepto de lo productivo a los privilegios de clase, sin embargo, concluye Saint Simon:
“La moraleja es evidente: son los trabajadores de todas las clases y jerarquías quienes merecen las más elevadas recompensas sociales y son los ociosos quienes deberían recibir las menores consideraciones. Pero, ¿qué ocurre en realidad?, por un sorprendente extravío de la justicia ocurre todo lo contrario: quienes menos trabajan se llevan la mejor parte”
¿Dónde están los trabajadores en la encuesta?
Saint Simon se habría decepcionado mucho con los banqueros por estos tiempos.
Sigo mirando el gráfico y no encuentro a los trabajadores en la encuesta.
Leo la nota y no encuentro a los trabajadores en el análisis.
Muchas veces escucho decir que evaluar teorías de otros siglos desde la actualidad, hacer revisionismo es una práctica falaz, coincido plenamente, pero cuanto más productivo es a veces leer la actualidad desde los clásicos del siglo XVIII en vez de los periódicos!
Todo lo que quieran, la nota esta buena cierto, pero...¿Donde estan los trabajadores?
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