miércoles, enero 18

Sobre el capitalismo "en serio"

De las pocas cosas que se debe tomar "en serio" el sistema actual es de realizarse y reafirmarse como capitalista. Nadie se lo toma en broma (menos aún los países socialistas o en transición) y no deja de ser "serio" porque no exista regulación, muy por el contrario, el capitalismo "en serio" es decir, vuelto sobre su esencia, bien puede ser retratado por lo que sucede en el mundo hace poco más de 30 años. En todo caso conviene llamar capitalismo “no serio” a aquel que no sabe evaluar “lo que hay que romper”.
Las perspectivas de volver el sistema realizable al consumo popular están dadas vueltas, incluso, en aquellos países - como muchos de América Latina - donde la distribución del ingreso haya mejorado levemente y recuperado el salario. Es preciso plantearse en primer lugar, sobre la base de "que" están montadas esas configuraciones salariales.
En segundo lugar conviene preguntarse sobre qué relaciones internacionales el país estará inmerso. Esto es un dato (y no una variable) para el país siempre que sea “chico” o “subdesarrollado” a menos que, como no parece ocurrir en el largo plazo, estos países conformen un bloque aunque más no sea el de tratar pocos temas centrales de manera homogénea (mercado de cambios, regulaciones a los movimientos de capital, relaciones con organismos internaciones, deudas públicas, etc.).
En tercer lugar y atravesando los dos anteriores conviene preguntarse la naturaleza de las relaciones que refleja el Estado (y lo público en aquellos países donde cobre relevancia), las características de su democracia, los intereses de las facciones dominantes y los conflictos de clase (claro que en este terreno las discusiones y diferencias pueden ser muy mayores que en el resto) que arrojan las trayectorias de concentración y centralización del capital.
El sub-sistema político actual tiene, por lo menos, extremas dificultades para reflejar las necesidades de las mayorías, incluso allí donde sea un anhelo. Y más claro está que el sub-sistema económico lleva la delantera destruyendo y construyendo formaciones políticas de la noche a la mañana, "mandando" y, sólo en apariencia "anárquica", dirigiendo la vida de los que trabajan.
Con esto solo quiero ponerme a pensar lo mucho que falta en una economía como la Argentina (y otras de América Latina) que depende aún del resultado del balance de pagos. Sintéticamente (aunque habrá quienes pueden imaginar un relato mas adornado) de la cuenta corriente, soja, remisión de utilidades. Donde un poco de déficit fiscal se resiste pero una reprimarización de la producción problemática[1], no. Para aquellos que creen ser el ombligo del desarrollo, esto no es una queja al gobierno actual, no se trata del gobierno actual, ni del anterior, no se trata de dos gobiernos, ni tres, sino de las estructuras que permanecen entre esos gobiernos. Por caso, la última dictadura militar en Argentina (Chile, etc.) reventó con muchas estructuras influenciadas por el movimiento obrero, con consecuencias que ni por asomo hoy estamos en condiciones de revertir. La deuda pública que tan bien sirvió al capital dominante en América Latina desde mediados de los 70 recién después de haberla pagado al menos por triplicado y con un “viento de cola” de precios internaciones de comodities que, en lenguaje del comerciante, “haciéndole precio a los países centrales” permitió que con propio esfuerzo se descuente parte del capital e interés y que cambien parcialmente los acreedores de las mismas muestran otra estructura conformada por el capital muy “en serio”, que, al día de hoy parece un problema dilatado pero que es preciso observar a la luz de las experiencias de deuda pública como las de Irlanda, Grecia, Italia, etc.  
Quiero decir con esto que el capitalismo “en serio” corre con la ventaja de crear estructuras de acumulación de poder (adquisitivo y político) que el capitalismo “no serio”, es decir, aquel que tiene lindos grados de voluntarismo, es incapaz de revertir en toda su magnitud.
Muchas veces hemos debatido acerca de la necesidad de plantearse condiciones posibles sobre las deseables, por caso es preciso observar quienes se han desecho de gran parte de su deuda externa. En el caso de Ecuador, lo sorprendente es que (ellos sí pero nosotros no) se han alimentado de una experiencia judicial sucedida en Argentina como fue la causa iniciada en 1982 por Alejandro Olmos con fallo en el año 2000, asesorados por su Hijo Alejandro Olmos Gaona y por Miguel Espeche Gil quien fuera embajador y nominado para el premio nobel de la paz (2008).
De esto se trata mi 2012, de buscar lo posible en la historia y no en el deseo reprimido de la imaginación (para esto último hay que discutir los sueños con los intérpretes de Freud).

[1] Conflictiva políticamente pero no económicamente.